miércoles, 16 de mayo de 2012

Creí que eras...


Creí que eras paloma
siendo un gavilán
que caza su aroma.

Creí que eras un lucero
y eres un ascua de fuego
que abrasa ese te quiero.

Creí que eras una flor
y tan sólo eres…
un matojo sin olor.

Creí que eras el cielo
y resultas ser un infierno
de penas y miedos…

sin paloma ni lucero,
sin flor ni cielo,
así quedó el anhelo
de aquél lindo hechicero.

Sin versos ni poesía,
ese poeta terminó.
Sin amistad ni melancolía
ese trovador caminó.

Sólo y abandonado
y por la luna humillado
una lágrima de pena
por fin se ha escapado
del alma de su condena.

Creí que eras un hada hechizada,
y también una dulce sirena
pero ni hay una mariposa encantada
ni en el mar está mi amada Serena.

Creí ser feliz...
y tan sólo soy…
un triste aprendiz.

A.V. 11-5-12

Epílogo: los espejismos solo son… egoísmos sin amor.

1 comentario:

  1. No dejes de creer nunca amigo mío sobre todo en las cosas que nos hacen felices, y tú no eres un triste aprendiz, eres un enamorado poeta y ese es tu consuelo.

    Besitos y gracias por tu compañía siempre bien recibida.

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