Con el alma en soledad
y la distancia por testigo...
vuela... vuela en libertad
el anhelo de un mendigo.
Sueña con el dulce amor
que apresó su aliento...
en un
jardín de fervor
envuelto en sentimiento.
Y suspira en el olvido...
queriendo ser poeta...
con el corazón dolorido
convertido en marioneta.
En su recuerdo... un beso...
a fuego está grabado...
aquél que le abrazó travieso
para dejarle enamorado.
Ahora... triste peregrino...
el encanto de esa mujer...
sigue embrujando el destino
de tu apasionado querer.
A.V. 9.4.16
A veces no podemos evitar sentir el alma en soledad, mientras lo que ansiamos esperamos sea una bella realidad.
ResponderEliminarBesos
Unas cuartetas preciosas y de románticos anhelos.
ResponderEliminarMe encantó leerlas.
Un abrazo.
Un poema desgarrador pero muy bonito :)
ResponderEliminar¡Saludos!