Cuando la luna se viste de seda
y el sol alumbra con ilusión…
en los ojos de una niña se queda
la alegría de mi corazón.
Así perdura el dulce amor…
por una chiquilla de ensueño…
que despertó con su resplandor
el canto de un niño risueño.
Ella…dueña del firmamento…
donde el hechizo de su mirada
tiene atrapado mi pensamiento.
Cuando la mar irradia ternura
y suena la oda de una sirena…
en mi alma se posa con dulzura
su aroma de preciosa azucena.
Siempre vivirá en mi eternidad…
aquél abrazo… aquellos te quiero…
que me llenarán de felicidad…
envuelto en su aura de lucero.
Ella… flor de un bello jardín…
con su adorable belleza…
ha hecho de mi… un querubín.
AV. 27-12-22
Cuanta dulzura desprende este poema antonioe. Como no sentirse como lun querubín, ante esa flor. Feliz día amigo. Un abrazo.
ResponderEliminar