De azabache y níveo marinero
resplandece una estrella...
su figura es la de un lucero...
con aliento de doncella.
La luna duerme en su mirada
con el hechizo de un amor...
al que le canta una balada
el corazón de un ruiseñor.
Y ella... de la mar... una sirena...
suspira henchida de ilusión...
con el aroma a jazmín y azucena
que irradia la luz de su pasión.
Es bella... dulce y hechicera...
dueña de todo el firmamento...
y de ese avecilla tan sincera
que vive solo... por su viento.
De azabache y blanco es el cielo...
que envuelve su hermosura...
en un jardín de terciopelo
lleno de sentimiento y ternura.
Una composición preciosa, romántica y llena de ritmo que se lee hermosa con sus rimas.
ResponderEliminarMuy bonito tu poema Antonio, me encantó.
Un abrazo.
Hermosa como siempre tu poesía mi querido amigo.
ResponderEliminarbesos
¨Hola Antonio, he llegado por casualidad y me encanta como escribes tu poesia con esa musicalidad y dulzura que percibo al leerla.
ResponderEliminarTenemos en común el amor a la palabra hecha poesía.
Un saludo afectuoso y te sigo.