Aire…
aire y amor…
para alimentar un suspiro,
con el que envolver el fervor
de un precioso zafiro…
De una flor de romero…
con aroma de alborada,
convertida en un lucero
de cautivadora mirada.
Agua… agua y pasión,
que refresque el aliento
de un tierno gorrión…
enamorado del viento…
De la brisa de una niña
que ilumina el cielo
y corretea por la campiña
vestida de terciopelo.
Son dos almas y un destino
con el aura de un manantial
que va labrando el camino
de su espíritu angelical.
Aire y agua…
en los albores de su querer.
Aire y agua…
para verlo florecer.
A.V. 21-3-14